MARKETING EN LA ALIMENTACIÓN ECOLÓGICA EN ARAGÓN
Cierto es que la información, en el siglo que vivimos, la era de la información y la tecnología, es sumamente importante y decisiva. Estamos inmersos en una vorágine de datos: televisión, prensa, radio, periódicos, internet, y un largo etcétera. Por lo tanto, el consumidor final se siente bombardeado y confuso. Si bien, en el sector de la alimentación ecológica, todavía no hemos llegado al umbral de conocimiento por la mayoría de la población. Algo falla. Concretamente en la región que me ha tocado vivir, Aragón, las técnicas de mercadotecnia, el marketing de estos productos, es totalmente deficitario. Empezando por la Administración, dando "palos de ciego". La comunicación es vital para el entendimiento. Si no sabes comunicar, no llegas al receptor de ese mensaje. En Zaragoza, concretamente, no se está haciendo practicamente nada desde el Comité de Agricultura Ecológica, labor de promoción. Siempre vemos campañas de la C de Calidad, Aceite del Bajo Aragón, pero no existe un mensaje claro de las administraciones y organismos oficiales hacia el consumidor final. En general, el consumidor final no sabe qué bondades tiene el alimento ecológico, dónde comprarlo, si en una herboristería, en una frutería, no hay una definición en cuanto a la información. Una de las razones podría ser que en este sector haya un cierto hermetismo debido a que no interese que se masifique, ya que hay muy pocos que intentan abarcar mucho, y es justo lo contrario de lo que pretende la filosofía de la agricultura ecológica. Si hubiera más gente informada, habría más agricultores o empresas elaboradoras de todos los productos ecológicos posibles, los precios bajarían y el consumidor final dispondría de productos de calidad a precio justo. Pero, por razones poco sensatas, se intenta convertir este sector en algo "minoritario" cuando esa no es la esencia de la ecología.
Primer paso para llegar al consumidor, la información, transmitida a través de los canales más adecuados y desde la Administración, campañas masivas para dar a conocer estos productos.
Segundo paso, profesionalizar el sector. Tanto los productores, como los distribuidores, mayoristas y minoristas deben tener una capacitación y una mínima formación para poder asesorar a sus clientes. No confundir como están haciendo con los "productos funcionales" que si el Omega 3, que si aportes vitamínicos, cero de colesterol, calcio, etc. El exceso de información puede perjudicar la elección libre de los consumidores y la ética dentro de la Agricultura Ecológica debería permanecer. Para esto ya están estos laboratorios que inventan pociones mágicas, dietas adelgazantes, productos mágicos, donde impera el poder del dinero y su influencia en la sociedad a través de sus campañas masivas en televisión y las grandes superficies. Menos mal que nos han dejado utilizar el "bio" a los que tratamos de hacer las cosas con un poco de transparencia, y dejaremos a los "activia", "funciona" y compañía que sigan prometiendo valores nutricionales que no existen en sus productos. Porque, no nos engañemos, los alimentos auténticos, por si mismos, ya tienen lo que necesita nuestro organismo, que no intenten promulgar lo que no se puede demostrar científicamente. Y más aún, confundir tanto al consumidor con tanto "nombrecito", tanto aporte innecesario para nuestro organismo, no hace más que perjudicar y desequilibrar nuestra salud y por ende nuestro bolsillo. Para ello tenemos los productos de la tierra, los auténticos. Empieza a respetarte como individuo, no dejes que te engañen con esa falsa alimentación que está ocasionando tantos problemas de salud, en niños, jóvenes y ancianos.
Tercer paso, globalizar nuestros productos y las políticas de empresa. Nuestro mercado ya no es solamente nuestra ciudad o región. Está Europa y el mundo, por qué no. Es un producto que casi todos los países están aumentando su consumo y se está convirtiendo en una conciencia aceptada por muchas sociedades. Incluso en España, que siempre vamos a la cola, ya llevan años en Barcelona o Madrid concienciados con esta alimentación ecológica. En Aragón, tristemente, esa terquedad a ultranza que tenemos impregnada hasta en el ADN, nos impide ver una realidad social, que en esta región no percibimos y que tanto cuesta cambiar de hábitos, aunque el hábito sea saludable y beneficioso para nuestra agricultura, para la naturaleza y para la salud de nuestras futuras generaciones.
Espermos que las administraciones despierten y apoyen las pocas iniciativas que existen al respecto por el bien de todos. Seamos optimistas y que la paciencia nos acompañe.
2 comentarios
Sandra -
Goyo -